Desde
que se inicio la reflexión sobre el arte, la pregunta nunca resuelta ha sido,
desde luego, el sujeto mismo de dicha reflexión: ¿qué es el arte? O dicho de
otro modo: ¿qué es lo que otorga categoría de obra de arte a un objeto de la
realidad? A través de la historia, las respuestas han sido muchas: desde el
platónico concepto de Belleza en Sí, pasando por la mímesis, la creatividad, la
forma, la perfección de la técnica, la “transfiguración” o el concepto.
Analizando -a través de algunos de sus antecedentes en la vanguardia del siglo
pasado- dos proyectos creativos de artistas radicados en la comarca malagueña
de la Axarquía, intentamos postular a la mirada como el elemento determinante
de la categoría artística. Pero esa categoría
evidentemente requiere de dos donantes: la mirada del artista y la mirada del
espectador. ¿En qué radican –por tanto- las condiciones de posibilidad de que
puedan existir dos miradas coincidentes capaces de legitimar al objeto como
obra de arte?
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