La historia de
los pensamientos que tienen una incidencia más o menos inmediata sobre la
historia, transcurre normalmente en series de opuestos que aunque en su lucha
dialéctica señalen caminos divergentes, suelen tener la propiedad de instalar
en el "sentido común" la legitimación de algunos mensajes coincidentes.
Uno de los casos más obvios es esa especie de axioma utilizado cuando nos
referimos al trabajo. Un par de siglos de pensamiento liberal, acompañado
desde hace más de uno por los diversos hijos o sobrinos del marxismo, crearon
esa frase tan reiterada que nadie parece poner en cuestión: "el trabajo
dignifica al hombre". Va siendo hora - y desde luego, no estoy
descubriendo la pólvora - de planteamos, ¿y por qué?
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