lunes, 21 de diciembre de 2015

Sobre el fin del arte





En un momento de su reflexión sobre el arte,  Arthur Danto  se efectúa una pregunta realmente inquietante, que pone patas arriba mucho de la manera en que ha sido pensada la actividad artística a lo largo de la historia. Dice el teórico americano que cuando una teoría científica se ve cuestionada o desmentida por el comportamiento de la realidad empírica, a nadie se le ocurriría que en lugar de revisar o cambiar esa teoría, lo que hubiese que hacer es cambiar la realidad para adecuarla a la misma. Todo lo contrario ha ocurrido en la historia del arte, en donde los comentaristas y críticos han postulado teorías artísticas que dejan fuera de esa categoría a todo aquello que no esté contenido por ellas mismas.
Danto, crítico norteamericano que –a pesar de sus diferentes historias intelectuales- revela muchos puntos de contacto con el postestructuralismo europeo, utiliza esta comparación entre la historia del arte y la historia de la ciencia, para recalcar el hecho de que desde el Renacimiento, que es la primera época de la historia en la que “el arte” comienza a ser un objeto de reflexión intelectual, la categoría de lo artístico está mediada por su contención dentro de una estructura crítica previa: Vasari, el primer gran teórico, se basó en el descubrimiento de la perspectiva y sus consecuencias sobre la pintura, para crear una narración sobre el arte que englobaba lo pasado, lo presente y lo futuro en un proceso histórico en el que el artista iba adquiriendo progresivamente nuevos instrumentos y habilidades, de tal forma que esa historia presentaba un desarrollo desde el arte ritual más primitivo y tosco, hasta llegar en algún momento a la perfección de la representación; retomando de algún modo la ya clásica teoría de la mimesis aristotélica.


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